La camisa suele ser una prenda de vestir muy elegante y muy utilizada diariamente para ir a trabajar en ambientes más serios y formales. En la oficina es imprescindible dar una buena imagen, por eso te vamos a dar algunos consejos previos sobre el planchado y el proceso de cómo se debe planchar una camisa para que quede completamente lisa y sin ninguna arruga.
La camisa es una de las prendas más utilizadas en el día a día, sobre todo para ir a trabajar en la oficina. Por eso es muy importante que esté perfectamente planchada y sin ninguna arruga si no se quiere dar una mala imagen ante los compañeros y los jefes de la empresa.
Primeros consejos: plancha, tipo de camisa y postura
Lo primero que hay que hacer es asegurarse que la plancha está en buen estado, ya que, si la herramienta de trabajo no se encuentra en buenas condiciones, el resultado probablemente distará mucho de ser perfecto. Por lo tanto, comprueba que la suela de la plancha se encuentra limpia para evitar que la camisa se acabe desgastando y ensuciando en el proceso.
No existe una técnica de planchado universal que sirva para cualquier camisa, por eso es importante conocer la prenda que vas a planchar y la temperatura óptima. El algodón es un material que aguanta muy bien las altas temperaturas, mientras que el poliéster no tanto y hay que tener especial cuidado con la seda, que se trata de uno de los más delicados.
Otra cuestión que hay que tener en cuenta durante el planchado, sobre todo si tenemos mucha ropa acumulada, es la postura. Procura mantener siempre la espalda recta y que los brazos formen un ángulo de 90º para así evitar problemas de espalda en el futuro.
Cómo planchar la camisa: cuellos y puños
Comenzamos el planchado por las zonas más rígidas, por lo tanto, las que menos arrugas suelen tener: el cuello y los puños. Estira la camisa sobre la tabla de planchar, quitando los botones en el caso de que la camisa tenga (ten cuidado de no aplicar demasiado calor sobre o muy cerca de los botones). Pasa la plancha de derecha a izquierda varias veces y luego haz lo mismo por el otro lado. Lo mismo con las caras exterior e interior de los puños.
Una vez terminado con estas partes menos delicadas, aprovecha que estás por la parte de los puños y, con las mangas bien estiradas, pasa la plancha por ellas hasta llegar a la parte de la axila. Procura que no quede ninguna raya marcada pasando la plancha cuantas veces necesites.
Los hombros son fáciles de planchar si los introduces por la punta de la tabla (sin ejercer demasiada presión para no estropear la camisa o darla de sí) y la utilizas como principal punto de apoyo.
Cómo planchar la camisa: espalda y parte delantera
Para planchar correctamente la espalda de la camisa, vuelve a aprovechar la forma de la tabla y coloca la camisa abierta y boca abajo, con el cuello en la punta. De esta forma, la espalda queda completamente desplegada y es mucho más fácil de pasar la plancha. Recuerda hacerlo siempre en la misma dirección.
Ya sólo queda por planchar la parte delantera de la camisa, por lo que nos volvemos a ayudar de la tabla y colocamos una de las mitades, justo de la forma contraria a cuando planchamos la espalda, con el cuello en el pico de la tabla, pero esta vez boca arriba.
El movimiento con la plancha, tanto por la parte delantera como la trasera, debe ser rápido y nunca mantenerla durante mucho tiempo, ya que son las zonas más sensibles y puedes acabar quemando o estropeando la camisa.
Una vez terminado el planchado, es también muy importante el doblado de la camisa, ya que, si no se hace bien, puedes estropear todo lo que has hecho anteriormente. Lo mejor es que la cuelgues de una percha tan sólo con el primer botón abrochado. De esta forma evitas que se vuelva a arrugar.
Siguiendo estos consejos, tendrás tus camisas perfectamente planchadas y sin ninguna arruga para cuando las necesites, ya sea para ir a trabajar a la oficina, a una cena más formal o a una ocasión especial como un bautizo o una boda.